Mauricio Epsztejn—
Mientras esta nota se está escribiendo, en el recinto del
Senado empezó a sonar la campanilla convocando a sesión para discutir el proyecto
del Poder Ejecutivo, con los módicos cambios introducidos por los Diputados, para
derogar las leyes de Cerrojo y Pago Soberano que le permitan al Ejecutivo pagar
lo que piden los buitres, endeudando otra vez al país en el exterior y abriendo
un nuevo ciclo, como los ya conocidos, con la promesa oficialista de que eso
permitirá un futuro derrame venturoso después del manoseado latiguillo sobre “el
sacrificio al que obligó la herencia recibida”. En esa empresa el oficialismo cuenta
con el acompañamiento de un variopinto espectro de aliados que, como ya sucedió
en Diputados, incluye a no pocos integrantes que fueron elegidos en las listas
del Frente para laVictoria y no honran el mandato que les fue conferido por
sus electores sino que aceptan cumplir con el de Thomas Griesa, sin tener en
cuenta las reales consecuencias negativas que sufrirá la inmensa mayoría de la
población, como ya conocemos y venimos padeciendo desde el primer préstamo
contraído por Bernardino Rivadavia en 1824, hace casi dos siglos y terminado de
pagar ochenta años después por una cifra fabulosamente superior. El ciclo que
precedió al ahora iniciado fue el de 1976 con la dictadura cívico-militar, aun no
cerrado ni con visos de cerrar si, como todo hace prever, se impone la política
económica propugnada por el macrismo.(*)