viernes, 29 de enero de 2016

Hace un cuarto de siglo llegaba Domingo Felipe Cavallo

Osvaldo Riganti—
Una trayectoria consecuente-Con la dictadura, con Menem,
con De la Rua, con Mulford
El país estaba jaqueado por la hiperinflación en 1989 y 1990. A comienzos de 1991 se sucedieron las disparadas del dólar y Erman González renunció al ministerio de Economía. Entonces, el 28 de enero, Menem designó como Ministro de Economía a Domingo Felipe Cavallo. Hace un cuarto de siglo comenzaba una de las experiencias más atrevidas de la economía argentina.

Cavallo, que había servido a la dictadura durante su último tramo, introdujo una política acentuada de subsidios a los grupos económicos endeudados y el 30 de enero anunció su primera medida: la fluctuación del dólar dentro de una banda cuyo piso se fijó en 8 mil australes y su techo en 10 mil. Sin embargo, la misma no tuvo el eco esperado y sus primeros días fueron críticos. Entonces dispuso una reforma en la banca oficial que provocó la renuncia del presidente del Banco Nación, Hugo Santilli, que tenía relaciones con los sindicatos y con “históricos” como Guillán y Licastro.
En medio de tales vaivenes, el 27 de marzo el Congreso aprobó la Ley de Convertibilidad, que entró a regir 1º de abril de 1991. Esto dio  paso a una reforma monetaria que igualaba el valor del dólar al de la nueva moneda, el peso. El gobierno se comprometía a no emitir sin respaldo y a continuar con las reformas del Estado, que sería reducido hasta la indefensión.
Llegaba una economía generadora de exclusión y violencia, con un fuerte disciplinamiento de los trabajadores.
Se reestructuró la deuda pública con el Plan Brady en 1993, que reprogramó el pago del 20% de más de 60 mil millones de dólares. Fue su primer megacanje, anticipo del escándalo con el que en tiempos de De la Rúa el país voló por los aires. El Plan Brady pasó la titularidad de la deuda desde un puñado de banqueros sospechados, a una masa poco conocida de tenedores de bonos. Esa política dio lugar a la mayor desocupación conocida por la historia argentina hasta ese momento y desvió los aportes jubilatorios de los trabajadores, hacia las AFJP privadas que creó en 1994.
Rebajó los aportes patronales al sistema de reparto, beneficiando a bancos y concesionarios de servicios.
Luego vendría su encontronazo con Menem, su renuncia, sus fracasadas postulaciones a Jefe de Gobierno de la Ciudad y a Presidente de la República, cuando Raúl Alfonsín lo definió como “candidato de la extranjería”.
Por fin tuvo su retorno con De la Rúa que condujo al estallido de 2001. El dirigente peronista Labaké lo acusó, junto al Secretario de Finanzas Daniel Marx, por “estafa agravada” e “incumplimiento de los deberes de funcionario público y cohecho” (“Diario Judicial, 16.7.2010).
“Estafa además por la que fue procesado y luego sobreseído” explica recientemente “Infonews” respecto a Daniel Marx, ex funcionario de Banco Tornquist y de distintas gestiones económicas. “La Nación” del 30 de setiembre de 2001 señalaba que “Cavallo y Marx no dieron participación al Congreso antes de negociar el megacanje, como lo prevé el artículo 75 de la Constitución”.
Las experiencias con Cavallo han demostrado que el mercado, con un Estado desertor, lleva a profundizar las desigualdades y a empeorar las condiciones de vida de las mayorías.

Millones de habitantes quedaron a la intemperie con su política. Hoy estamos al comienzo de volver a transitar por el mismo camino.

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